martes, 17 de agosto de 2021

17 DE AGOSTO
PASO A LA INMORTALIDAD DEL
 GRAL. JOSÉ DE SAN MARTÍN 

Victoria Gualco.
  El 17 de agosto de 1850 moría en Francia José de San Martín, conocido como "Gran Libertador" y uno de los próceres más importantes de toda Sudamérica. Fue un militar y político rioplatense cuyas campañas revolucionarias fueron decisivas para las independencias de Argentina, Chile y Perú. Conocé un poco de su vida.

  José de San Martín nació el 25 de febrero de 1778 en el pueblo de Nuestra Señora de los Tres Reyes Magos de Yapeyú, situado en la costa del río Uruguay, en la provincia de Corrientes a casi 780 kilómetros de Buenos Aires. 
  En diciembre de 1783, Juan de San Martín solicita y obtiene un permiso para regresar a España. La familia se instala primero en Madrid y luego en Málaga, en la calle de Pozos Dulces. Allí José cursa sus estudios primarios, probablemente en la escuela de Temporalidades cercana a su casa. 
  San Martín no olvidada sus orígenes criollos y quiso incorporarse a la lucha por la independencia americana. Un año después de producida la revolución de Mayo, pidió el retiro del ejército español y se embarcó hacia Londres el 14 de septiembre de 1811. San Martín estuvo cuatro meses en Londres. Allí entró en contacto con grupos revolucionarios como la Gran Hermandad Americana, una logia fundada por Francisco de Miranda, un patriota venezolano que se proponía liberar América con la ayuda financiera de los ingleses. 
   Es recibido en Buenos Aires por el Triunvirato que le respeta su grado militar de teniente coronel y le encarga la creación de un regimiento para custodiar las costas del Paraná frente al peligro de los ataques de los españoles provenientes de Montevideo. El nuevo regimiento se llamará de «Granaderos a Caballo» y se instalará en el Retiro. 
  Don José se hacía tiempo también para la diversión y poco a poco fue tenido en cuenta en las selectas listas de invitados de las tertulias porteñas. La más famosa y agradable, según cuentan, era la de don Antonio Escalada y su esposa Tomasa, en la que sus hijas, Remedios y Nieves, no perdían de vista a ningún nuevo visitante. Por allí pasó don José y parece que fue amor a primera vista. «Esa mujer me ha mirado para toda la vida», le diría en una carta a su amigo Mariano Necochea. Se casaron el 12 de septiembre de 1812 en la Iglesia Nuestra Señora de la Merced, después de una firme pero breve oposición de la familia Escalada. Él tenía 34 años y ella, 15. 

  A principios de 1813 los granaderos de San Martín ya están listos para emprender su primera misión: defender las costas del Paraná atacadas por los españoles que buscaban por esta vía aliviar el bloqueo al puerto de Montevideo, sitiada por Rondeau. Los españoles robaban ganado y atacaban los poblados de la costa. San Martín siguió el movimiento de la escuadra por tierra y se instaló en el convento de San Carlos, posta de San Lorenzo. Allí los esperó hasta que el 3 de febrero de 1813 unos 300 españoles desembarcaron. San Martín ordenó un ataque envolvente y los españoles fueron empujados hacia el río.
  En 1814 se le encomendó el mando del ejército del Norte en reemplazo del general Belgrano. San Martín aceptó el cargo pero hizo saber a las autoridades que sería inútil insistir por la vía del Alto Perú y que se retiraría a Córdoba para reponerse de los dolores causados por su úlcera estomacal y terminar de delinear las bases de su nueva estrategia militar consistente en cruzar la cordillera, liberar a Chile y de allí marchar por barco para tomar el bastión realista de Lima. Repuesto parcialmente de sus males, pero con el plan terminado y aprobado, logró ser nombrado gobernador de Cuyo. 
  San Martín, al ser nombrado Gobernador Intendente de Cuyo el 10 de Agosto de 1814, pudo poner en práctica, con resultados satisfactorios, los planes que previamente había concebido, movilizando toda la economía cuyana, a fin de poder llevar a cabo la organización militar de la Intendencia. 

  A poco de cruzar los Andes, el 12 de febrero de 1817, las fuerzas patriotas derrotaron a los españoles en la cuesta de Chacabuco. La excelente táctica militar aplicada por San Martín permitió que sus tropas sólo sufrieran 12 muertos y 120 heridos, mientras que las bajas de soldados al servicio de España llegaron a 500 muertos y 600 prisioneros. El triunfo de Chacabuco aseguró la independencia de Chile que sería consolidada un año después, el 5 de abril de 1818, tras el definitivo triunfo de Maipú.
 El 20 de agosto de 1820 partió desde el puerto chileno de Valparaíso la expedición libertadora. La escuadra estaba formada por 24 buques y conducía a unos 4.800 soldados. El 12 de septiembre la flota fondeó frente al puerto peruano de Pisco. Allí el ejército se proveyó de víveres y aumentó sus efectivos con los pobladores locales, entre ellos muchos esclavos, que se sumaban voluntariamente al ejército libertador. Una división al mando del general Arenales se dirigió hacia el interior del Perú con el objetivo de sublevar a la población y obtuvo la importante victoria de Pasco el 6 de diciembre de 1820. Por su parte San Martín ordenó bloquear el puerto Lima. Así, el virrey De la Serna se vio acosado por todos los flancos y debió rendirse el 10 de julio de 1821. Ese día entró victorioso el general San Martín a la capital virreinal. 
  El 28 de julio de 1821 San Martín declaró la independencia del Perú y le fue otorgado el título de Protector del Perú, con plena autoridad civil y militar. San Martín abolió la esclavitud y los servicios personales (mita y yanaconazgo), garantizó la libertad de imprenta y de culto, creó escuelas y la biblioteca pública de Lima. Debió enfrentar graves dificultades financieras, lo que creó entre la población un creciente descontento. Pese a las dificultades, San Martín pudo controlar la situación y lograr la rendición de los realistas del Sur y del Centro del Perú. 
  Mientras San Martín llevaba adelante su campaña desde el Sur el patriota venezolano Simón Bolívar, lo venía haciendo desde el Norte. Finalmente los dos libertadores decidieron reunirse. La famosa entrevista de Guayaquil (Ecuador) se realizó entre los días 26 y 27 de julio de 1822. Había entre ellos diferencias políticas y militares. Mientras San Martín era partidario de que cada pueblo liberado decidiera con libertad su futuro, Bolívar estaba interesado en controlar personalmente la evolución políticas de las nuevas repúblicas. El otro tema polémico fue quién conduciría el nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas comandadas por ambos. San Martín propuso que lo dirigiera Bolívar pero éste dijo que nunca podría tener a un general de la calidad y capacidad de San Martín como subordinado. El general argentino tomó entonces una drástica decisión: retirarse de todos sus cargos, dejarle sus tropas a Bolívar y regresar a su país.
  El gobernador de Santa Fe, Estanislao López, le envió una carta advirtiéndole que el gobierno de Buenos Aires esperaba la llegada del general para someterlo a un juicio por haber desobedecido las órdenes de reprimir a los federales.
  San Martín le agradeció a López su advertencia pero le dijo que no quería más derramamiento de sangre. Ante el agravamiento de la salud de Remedios, San Martín decidió viajar igual a Buenos Aires pero lamentablemente llegó tarde. Su esposa ya había muerto sin que él pudiera compartir al menos sus últimos momentos. Difamado y amenazado por el gobierno unitario, San Martín decidió abandonar el país en compañía de su pequeña hija, Mercedes, rumbo a Europa. Tras pasar brevemente por Londres, San Martín y su hijita se instalaron en Bruselas. En 1824 pasaron a París para que Mercedes pudiera completar sus estudios. San Martín atravesaba en Europa una difícil situación económica. Del gobierno argentino no podía esperar nada y ni el Perú ni Chile le pagaban regularmente los sueldos que le correspondían como general retirado. Vivía de la escasa renta que le producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de algunos amigos como el banquero Alejandro Aguado que lo ayudó para poder comprar su casa de Grand Bourg. San Martín para ese entonces estaba muy enfermo. Sufría asma, reuma y úlceras y estaba casi ciego. Su estado de salud se fue agravando hasta que falleció el 17 de agosto de 1850 en Boulogne-sur Mer, Francia. 
  Inicialmente, sus restos permanecieron en aquel país europeo y, después de varios intentos de repatriarlos, el 29 de mayo de 1880, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, fueron depositados en la Capilla Nuestra Señora de la Paz, ubicada en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires, donde se encuentran actualmente.
Josefina Paschetto y Valentino Piccinini.