lunes, 29 de abril de 2013

VISITA DIARIO LA CAPITAL II

Los alumnos de séptimo grado el pasado 29 de abril visitaron las instalaciones del Diario “La Capital”.

Esto fue lo que ocurrió:
Anterior a la visita: estuvieron trabajando en:
·         La obtención del papel (proceso).
·         La historia del Diario “La Capital”.
·         Redacción de la noticia.

Durante la visita observaron:
·     Al entrar a las instalaciones pasaron a una sala donde una guía, llamada Regina, les explicó que desde 1920 el Diario funcionaba en Sarmiento y Santa Fe, pero desde el 15 de noviembre de 1987 la impresión no funcionó más en ese lugar. En la sala observaron un vitraux, que se encontraba en el techo, y mostraba el pasado, el presente de esa época, industrializado, y el futuro edificado. En ese presente, se encontraba un canillita, así se los llamaba a los repartidores de diario, porque, en esa época los canillitas eran los menores de 18 años, los cuales usaban pantalones por arriba de la rodilla y se les veía la canilla de la pierna. Regina también les contó que al diario se lo llamó “La Capital”, porque  deseaban que Rosario  sea capital de Argentina.
·          Más adelante, vieron una foto del pasado donde se observaba en el frente del edificio del diario, pizarras, en donde se escribían las noticias más importantes del día, y se le avisaba al pueblo mediante bombas de estruendo.
·         Luego, les mostraron la primera imprenta, creada en 1867,  que es como si fuera una computadora, cada vez que se seleccionaba una letra la identificaba e iba formando la línea del largo de la columna (las noticias se escriben en línea y en columna, en bajo relieve hasta este momento). Al obtener la línea la misma máquina le inyectaba plomo y nos devuelve la línea, ya en alto relieve).
Luego armaba la página.
·         A continuación pasaron a la mesa de trabajo. Como el armado de la página estaba transcripto al revés, una vez que se terminaba de armarla  había que corregirla y lo hacía “el corrector”, quien sabía leer y escribir al revés. Una vez que se identificaba algún error en una línea, se levantaba la línea completa, se la devolvía al linotipista y se le marcaba el error, él volvía a tipiarla, la devolvía corregida y se volvía a colocar. En este momento, ya se llamaba a “La Capital”, diario, porque salía todos los días.
Para la calandra, se utilizaba un cartón que provenía de Alemania, porque tiene unos minerales en su composición que permiten soportar el calor y las altas temperaturas, cuando tenían la página corregida, colocaban el cartón por encima, se metía dentro de la calandra, se prensaba y les quedaba el bajo relieve. Este cartón se llevaba a una secadora, donde se secaba de forma semicilindral Una vez que se secaba, se le inyectaba otra vez plomo y nos quedaba un cliché en alto relieve. De esos clichés, se hacían tres ejemplares. Dos de estos se utilizaban para la rotativa y uno quedaba de repuesto, porque, si en la impresión alguno de estos sufría algún quiebre, perdían un montón de tiempo en fabricar otro. La rotativa imprimía treinta mil ejemplares por hora. De lunes a viernes se vendían cincuenta mil ejemplares y los fines de semana noventa y cinco mil.
·         Por último, la guía, les contó sobre el pie de rotativa. Acá se colocaban las bobinas de papel, estas bobinas venían de Finlandia y llegaban una vez por semana al almacén, se colocaban en unos tubos y a mano se iban enganchando en los distintos engranajes. Por medio de una botonera, el jefe de la rotativa, iba poniendo las distintas velocidades. Se comenzaba en velocidad lenta para controlar que la impresión sea correcta y luego le iba dando las diferentes velocidades, y así se llegaba a imprimir los treinta mil ejemplares por hora.



Sol Depetris